domingo, 27 de enero de 2013

PENSAR NO ES UN CASTIGO


¡CASTIGADO! ¡A LA SILLA DE PENSAR!


En mi opinión, algo estamos haciendo mal, cuando castigamos a un niño "a pensar". Pensar nunca puede ser un castigo. Pensar es bueno. Es más, deberíamos fomentar en ellos el buen hábito de pensar.



Desde hace un tiempo se puso de moda, tanto en las clases de infantil como en casa, la técnica de la "silla de pensar"

Esta "silla de pensar" deriva de una técnica de modificación de conducta conocida como la técnica de Time-out o Tiempo Fuera. El problema es que se suele utilizar EQUIVOCADAMENTE.

El niño o la niña tiene que aprender que si comete acciones inadecuadas (tiene rabietas, muerde, pega, etc.) va a tener consecuencias negativas (castigo). 

Una técnica eficaz en este tipo de situaciones es la del TIEMPO FUERA. De manera contingente, es decir, seguido inmediatamente de la conducta, castigamos al niño separándole de la situación donde se ha generado la conducta negativa y eliminando cualquier refuerzo (es decir, sin hablarle y retirándole cualquier estímulo) durante un tiempo determinado.

¿Cuánto tiempo? Pues una regla general es 1 minuto por cada año del niño (por ejemplo, tres minutos para niños de tres años)

Porque el tiempo de castigo debe ser siempre el mismo, no podemos dejarnos llevar nosotros, como adultos, por el enfado y tener al niño más tiempo del exclusivamente necesario castigado, porque no es eficaz. 



Una vez que ha pasado ese tiempo, que puede estar controlado por un reloj de arena, o un despertador que avise con una señal cuando ha pasado el tiempo (por si estamos atendiendo a otros niños y no podemos vigilar el tiempo de castigo), entonces hablamos con el niño sobre las consecuencias de su conducta, cómo cree que su compañero se ha sentido, cómo cree que nos hemos sentido nosotros y qué va a hacer la próxima vez que esté en esa situación, cuál va a ser la conducta "sustitutiva" a la que ha tenido, etc. 

Es decir, una vez que ha pasado el tiempo previsto del castigo, ayudamos al  niño a pensar. 



O acaso ¿tú puedes pensar cuando estás enfadado? Pues el niño o la niña tampoco. A ellos el castigo les enfada (no han conseguido lo que querían  y lo normal es que estén el tiempo que dura el castigo llorando, y así no pueden pensar.)

Además, un niño con tres, cuatro o incluso cinco años necesita una guía para ayudarle a pensar. Si le castigamos "a pensar" seguramente en lo único que piense es "¿y en qué pienso?". Somos nosotros, como adultos, los que tenemos que guiar ese pensamiento posterior.

Recuerda que una de los aspectos más importantes de la correcta aplicación del Time-Out es la retirada de los estímulos. De nada sirve, tener al niño en la "silla de pensar" y estar todo el tiempo que dura el castigo diciéndole "eso, para que aprendas, la próxima vez te vas a enterar, ahí te quedas castigado hasta que yo te diga..." 



NUNCA, NUNCA CASTIGUEMOS A PENSAR, PENSAR ES BUENO





jueves, 3 de enero de 2013

LAS NEURONAS ESPEJO: EL ESTADO DE ÁNIMO SE TRANSMITE

LAS NEURONAS ESPEJO: EL ESTADO DE ÁNIMO SE TRANSMITE

En la anterior entrada hablábamos de que la Psicología Positiva nos ofrece dos lecciones fundamentales: 

  • el estado de ánimo se decide 
  • el estado de ánimo se transmite


EL ESTADO DE ÁNIMO SE TRANSMITE

Si bien la primera lección está relacionada con las aptitudes más personales (autoestima, autocontrol y motivación), el concepto de la transmisión del estado de ánimo está relacionado directamente con la empatía y las habilidades sociales. 

¿Has visto alguna vez a alguien dando de comer a un bebé? Es frecuente que abramos la boca a la misma vez que lo hace el bebé


¿Se te ha "contagiado" alguna vez un bostezo?


Pues debes de saber que estas conductas de "imitación involuntaria" se deben a unas neuronas que se encuentran localizadas en la circunvolución frontal inferior y en el lóbulo parietal conocidas como NEURONAS ESPEJO 


El descubrimiento de este tipo de neuronas en 1990 fue, como tantas veces en ciencia, casual. En esta infografía explican la historia de este descubrimiento




De esta manera, cuando vemos una acción determinada (por ejemplo, vemos a alguien cayéndose) se activan las neuronas espejo de la misma forma en la que se activarían si nos estuviéramos cayendo nosotros. Seguro que lo has experimentado. Ves a alguien tropezar y te da "un vuelco el corazón". Esta respuesta es exactamente la misma respuesta de "estrés" que hubieras sentido si te hubieras tropezado tú. 

Si te tropiezas tú, tu cuerpo se prepara para caer: los músculos se tensan, el corazón late más rápido para bombear más sangre a las zonas de peligro. Es curioso, pero ocurre exactamente igual en tu cuerpo, si ves a una persona tropezar. La respuesta será más intensa cuanto más unido emocionalmente estés a esa persona. No es lo mismo ver tropezar a un desconocido por la calle que ver que tu hijo o tu padre tropieza. 


Si estamos cerca de una persona con una emoción determinada captaremos, muchas veces a nivel inconsciente, su lenguaje no verbal que será reflejado por nuestras neuronas espejo, haciendo que nuestro cerebro se active sintiendo la misma emoción que la otra persona



Las neuronas espejo están detrás de la comprensión (muchas veces inconsciente) del lenguaje no verbal de los demás, las conductas de imitación (y por tanto el aprendizaje), las emociones que sentimos al ver una película o leer un libro, la empatía, el comportamiento prosocial, etc. 

Se está investigando la relación entre el autismo y una posible disfunción de las neuronas espejo. 

Si queréis saber más sobre este tema, os recomiendo este libro de los descubridores de las Neuronas Espejo, Premio Príncipe de Asturias de Investigación 2011.